sábado, 18 de junio de 2016

Adaptación del cuento Todas las pieles

Érase una vez un rey que vivía felizmente casado con una reina en el País de las Montañas, justo al otro lado del País de los Bosques. Tenían un hijo maravilloso, aplicado en la escuela y al que le gustaba mucho cocinar. Los reyes jugaban a menudo con su hijo en los patios de palacio y todos eran felices hasta que un día, de repente, la reina enfermó y murió al poco tiempo.

El padre enloqueció y mandó encerrar a su propio hijo en el sótano del palacio, pues no soportaba verlo y recordar los tiempos de felicidad perdidos tras la muerte de su esposa. El niño creció en una oscura mazmorra del subsuelo, con la única luz que entraba a través de un ventanuco que había en la pared y durmiendo sobre la tierra húmeda.

Una noche de luna llena una hada se intentó colar por el ventanuco de la pared. Sin embargo, la hada era un poco gorda y el ventanuco un poco pequeño, de manera que la pobre hada se quedo encajada en la ventana con medio cuerpo dentro de la mazmorra y la otra mitad colgando por la pared. El muchacho se despertó por el ruido, pero cuando vio a la hada colgando por el ventanuco, no dudó en tirar de sus manos para que el resto del cuerpo pudiese entrar a la mazmorra. 

-¡Muchas gracias, muchacho! Hay que ver, ¡cada día hacen más estrechos los ventanucos!- se quejó la hada- He venido porque ha llegado el momento de escapar de tu prisión.

- Pero..¿cómo? Lo he intentado de mil maneras, pero no he podido hacer un agujero por el que poder escapar.

- Ahora verás cómo es posible salir de aquí con la ayuda de unos amigos- Le respondió la hada con un guiño de ojos.

Entonces el hada dio tres toques con su varita mágica en el suelo y al instante surgieron unos seres extraños, pequeñas criaturas sin ojos con palas en vez de manos y pies, y una larga cola terminada en forma de anzuelo de pescar.

- Te presento a los trasgos del sur. Son formidables excavadores de túneles larguísmos en busca de diamantes y tesoros ocultos, aunque también los usan para tender trampas a las fieras del bosque para poder vender sus pieles a los mercaderes de oriente.

- Encantados de conocerles, señores tragos del sur - balbuceó el muchacho.

La hada madrina sonrió y se dirigió a los trasgos del sur:

- Nuestro amigo necesita un túnel que le lleve al otro lado de las montañas, al País de los Bosques y poder escapar así de su padre, que ha enloquecido y lo tiene preso. Pero antes de emprender la huida, necesitará ropa para el viaje, así que os pido por favor que me consigáis las pieles de todos los animales que habitan en los bosques.

-Será un placer poder ayudar a nuestro amigo- contestó el jefe de los tragos del sur. 

Inmediatamente los tragos se metieron en los agujeros del suelo por donde habían surgido y, al poco tiempo, retornaron trayendo las pieles de todos los animales del bosque. Entonces la hada madrina movió su varita mágica en el aire haciendo círculos y las pieles empezaron a unirse entre sí hasta que formaron un traje a la medida del muchacho. 

-Ponte las pieles y sigue a los trasgos por los túneles hasta que llegues al País de los Bosques, donde podrás vivir libre lejos de tu padre. Si alguna vez me necesitas, acaricia la piel de conejo blanco que llevas en el pecho y acudiré en tu ayuda.

-Muchas gracias, hada madrina- dijo el muchacho justo antes de meterse en el túnel más ancho.

El muchacho pareció al otro lado del túnel en el País de los Bosques y encontró trabajo como cocinero en el palacio real. Debido a su aspecto desaliñado no le dejaban salir de la cocina, pero un día pudo oír a través de una tubería de la despensa cómo el hijo del rey se lamentaba:

- ¡Qué difíciles son las matemáticas!¡Nunca las entenderé!¡Voy a volver a suspender!

El muchacho pensó cómo ayudar al hijo del rey y se acordó de la hada madrina. Por la noche, cuando estaba completamente solo en la cocina, se frotó la piel de conejo del pecho de su vestido. La hada apareció al instante:

- ¡Hay que ver cómo has crecido! ¿En qué te puedo ayudar?

- El hijo del rey va a suspender en matemáticas, pero yo estoy seguro de que puedo ayudarle. El problema es que no me dejan salir de las cocinas por mi aspecto sucio y desaliñado.

La hada movió su varita mágica haciendo círculos en el aire sobre una olla y la transformó en unos pantalones vaqueros, repitiendo la operación con una sartén y una cacerola, que se transformaron en una camiseta y un par de deportivos.

-¡Muchas gracias hada!- Y la hada desapareció de la misma manera misteriosa que había aparecido.

Al día siguiente el muchacho fue a la escuela y se sentó al lado del hijo del rey. El príncipe escuchaba atentamente las explicaciones del muchacho y pronto fue capaz de resolver los problemas de matemáticas sin ningún problema.

- Me estás ayudando mucho en el colegio, pero nunca te quedas a jugar al futbol. En cuanto termina las clases, sales corriendo y desapareces. ¿Por qué no te quedas hoy a jugar un rato?

- No puedo porque tengo que ayudar a mis padres con las cosas de casa.- Mintió el muchacho.

Pero el hijo del rey desconfiaba de la respuesta del muchacho y le hizo una marca con el bolígrafo en la mano sin que se diera cuenta. Como todos los días, el muchacho desapareció corriendo en cuanto sonó el timbre que indicaba el fin de las clases.

Cuando el príncipe llegó al palacio, le contó  a su padre que había un muchacho en clase que le ayudaba con las matemáticas, pero que luego desaparecía misteriosamente sin que se quedara a jugar ni un minuto. No sabía nada de él, ni siquiera donde vivía, aunque hoy le había hecho una marca en la mano para poder identificarle. El rey ordenó entonces que se buscara a un muchacho con una marca de bolígrafo en la mano y le trajeran a palacio.

 Ese mismo día localizaron al muchacho y lo llevaron ante la presencia del rey y del príncipe. Iba sucio y con su traje hecho con todas las pieles de los animales del bosque, pero en cuanto le quitaron las pieles, debajo llevaba los vaqueros y la camiseta y zapatillas de correr con los que iba a clase. Tan pronto lo vio el príncipe, se abalanzó sobre él y se fundieron en un abrazo de agradecimiento y amistad.



El rey adoptó al muchacho, que vivió desde entonces feliz con su nueva familia en el palacio real. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Cambios realizados y justificación.

Aunque mi intención ha sido mantener el mensaje redentor que subyace en el original, he introducido numerosos cambios en la simbología de la historia para adaptarlos a niños de 7 años y hacerlos más reconocibles en su mundo actual.

Tanto los personajes como las ubicaciones son planos en mi versión, sin apenas adjetivos que sirvan para describirlos. He preferido que los muchachos se imaginen como ellos quieran al príncipe, al rey o al País de las Montañas, dándoles solo como pista el sustantivo. Tan solo he añadido descripciones en la hada madrina para permitirme el momento cómico del ventanuco o la descripción de los trasgos para explicar cómo pueden ser capaces de cavar túneles -aunque igual me lo volvería a pensar e incluso eliminaría esa descripción para preguntarles a ellos cómo se los imaginan en una actividad postlectura...

Si por un lado he decidido eliminar las descripciones para favorecer el uso de la imaginación, por otro lado he tomado la decisión de usar los diálogos y el estilo directo para agilizar la historia y conceder importancia a los personajes. Con esta decisión quiero favorecer la identificación del lector con algún personaje y darle voz en la historia, además de facilitar la lectura del cuento para que no se le haga larga a los lectores más rezagados en la lectura.

Entiendo que el incesto de la historia original debe significar algo más, pero reconozco que no he sido capaz de descifrarlo. A los 7-8 años, muchas niñas estarían encantadas de casarse con su padre, si Jung estaba en lo cierto, por lo que igual se pretendía quitar de la cabeza esa idea a las niñas, pero la historia original es bastante anterior al psiconálisis de Jung...Igual precisamente por eso el cuento daba respuesta a un problema para el que no tenían solución ni explicación. En cualquier caso, he decidido eliminarlo en el momento en que he optado por una redención de amor filial representado por niños del mismo sexo en vez de la representación tradicional de redención por amor romántico entre parejas heterosexuales. (Después de mis post anteriores, tenía que intentar una historia con diferente simbología, ¡claro que sí!)

Precisamente el principal cambio es el que acabo de mencionar, ya que en mi versión el protagonista supera su prueba de vida al encontrarse con un niño en vez de con otra princesa. Además, en vez de usar la belleza para conseguir su objetivo, se vale de una cualidad que realmente todos podemos tener: el altruismo y el deseo de ayudar al prójimo. Eso sí, además de tener un nuevo amigo, he querido remarcar que la recompensa es volver a estar en una familia. De esta manera, la historia se convierte en una especie de viaje circular, al estilo de Hansel y Gretel, aunque a diferencia de aquéllos, el muchacho no vuelve a su misma familia tras el viaje iniciático, sino a un punto distinto en el que recupera la familia protectora que había perdido en su punto de origen. Lamentablemente cada día hay más familias con problemas que impactan en el desarrollo emocional del niño, con lo que, en caso de tener algún caso en clase, se podría usar este punto para conectar con el niño afectado.

Otros cambios menores que me he permitido han sido cambiar algunas situaciones como introducir la escuela en el cuento, o las zapatillas deportivas o la marca hecha con un bolígrafo. Creo que al dejar la historia en un contexto palaciego se consigue el efecto de situar al niño en un entorno fantástico, pero que dentro de ahí se puedan encontrar objetos o situaciones cotidianas puede ayudar a la identificación de la fantasía con las situaciones cotidianas de los niños, y favorecer el efecto "superador" de angustias que tiene el cuento, tal y como defiende Bettleheim y con el que estoy totalmente de acuerdo.



3 comentarios:

  1. En primer lugar, felicitarte por la adaptación. Creo que ha sido la actividad que más me ha costado de toda la asignatura, ya que consiste en ser creativo pero en base a unos parámetros muy concretos. Estoy totalmente de acuerdo con la retirada del incesto en el cuento, tema totalmente inapropiado. El cambio del sexo del protagonista da una nueva dimensión que aleja cualquier referencia al incesto, al deseo carnal, o a las intenciones de boda que encontramos en el original, cambiándolos por ideales mucho más altruistas como puede ser la amistad o el deseo de ayudar al prójimo. Por último, mee gusta mucho la utilidad que le intentas dar al cuento como herramienta para trabajar dificultades emocionales en familias recompuestas.

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  2. Pues es una historia super chula, Ángel, pero no es una adaptación de Toda clase de pieles. No es ni siquiera una actualización o un retelling. Es otra historia. ¿Un viaje iniciático? tampoco. Simplemente es un cuento chulo que solo comparte con el original el abrigo de toda clase de pieles y el juego de la doble identidad.

    Por si no queda claro: si yo hago una adaptación de El Lazarillo de Tormes y el argumento es la historia de una chica que ayuda a otras niñas en el colegio recibiendo de ellas diferentes enseñanzas para la vida, por mucho que la primera de ellas sea ciega, no es una adaptación del Lazarillo de Tormes.

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